Los conocimientos científicos están permitiendo entender
mejor los problemas de salud mental en su raíz biológica:
Por una parte, la investigación sobre el genoma humano ha
identificado algunos genes que parecen estar relacionados con enfermedades psiquiátricas. Sin embargo, genes y medioambiente interactúan permanentemente y
de forma compleja. Es por ello que no todos los portadores de las diferentes
variantes genéticas de riesgo desarrollan la enfermedad correspondiente.
Por otra, mediante estudios de neuroimagen se ha identificado
redes neuronales que están dañadas en diferentes enfermedades psiquiátricas.
Algunas, de codificación emocional, se interrumpen en las alteraciones del
estado de ánimo (como depresión y enfermedad bipolar), en la esquizofrenia
fallan otras diferentes.
Los avances, tanto en genética como en neurociencias, permitirán
realizar diagnósticos psiquiátricos cada vez con mayor precisión (primer paso
necesario para desarrollar tratamientos específicos de fármaco-genética y
nanomedicina) Sin embargo, todos estos avances sólo alcanzan a la dimensión biológica
del ser humano. No pueden sustituir, y nunca podrán, al esfuerzo individual por
conseguir un mayor crecimiento como persona ni tampoco al esfuerzo colectivo
por organizar una sociedad más justa. Las dimensiones psico-espirituales del
ser humano no son accesibles a las herramientas propias del método científico.
Ana Costa
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