La película Amor, de Haneke, desarrolla múltiples aspectos relativos a la última etapa de la vida. No es fácil saber y poder
acompañar a personas queridas que, progresivamente, presentan una situación de
dependencia más o menos extrema. El ritmo trepidante de las sociedades
desarrolladas, y la dificultad para conciliar vida familiar y laboral, hace que quienes sufren su última enfermedad crean ser una carga. La pareja de ancianos
que protagoniza la película mantiene entre sí fuertes vínculos afectivos, pero
apenas recibe ayuda en lo material, o afecto y comprensión en lo emocional, de
los adultos y jóvenes allegados (demasiado ocupados en resolver sus propios
problemas o, tal vez, absortos en su proyecto vital en el que no tiene cabida la
muerte) No se puede afirmar que hayan recibido el acompañamiento adecuado hasta
llegar a una muerte digna.
Tras muchos años de experiencia en atención paliativa,
la psicóloga Marie Hennezel (1996) afirma que tras la petición de ayuda para morir de
algunos enfermos se esconde la incapacidad de familiares y/o profesionales para normalizar, en lo posible, esta última etapa de la existencia asumiendo el con-morir (Siurana y Conill, 2004), dando vida a la muerte. El desarrollo de capacidades ante la muerte es
una tarea pendiente.
Ana Costa
domingo, 16 de junio de 2013
Amor es más que autonomía
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