miércoles, 17 de junio de 2009

¿La dignidad es un concepto inútil?

Hay quienes afirman que la dignidad humana es un concepto inútil y, desde la bioética, hay quienes apoyan tal aseveración. Lo cual no deja de ser alarmante. 
Aceptar la autonomía del paciente sin reconocer su dignidad tiene, entre otras, la consecuencia de llamar eufemísticamente consentimiento informado a lo que en muchas ocasiones de práctica real no es sino un consentimiento “asustado”.
A los que menosprecian la dignidad como cualidad propia del ser humano, les recomendaría interesarse por las aportaciones al tema de algunos destacados pensadores contemporáneos, como Adela Cortina (Las fronteras de la persona: El valor de los animales, la dignidad de los humanos), Diego Gracia (Dignidad y no solo precio), o Carlos Pose (Responsabilidad moral y dignidad. En: Interdependencia. Plaza Valdés, 2008)

Ana Costa

2 comentarios:

Questor dijo...

Hola a todos,
No creo que la crítica al concepto de dignidad sea tanto por inútil como por el uso indiscriminado, equívoco y generalizado que se da del término. Pensemos en el caso del aborto, tanto los que están a favor como en contra apelan a este término como justificación última de su postura. Algo debe fallar cuando un término que pretende ser justificador atiende a interpretaciones tan diferentes.

Ana dijo...

Es muy frecuente que las palabras tengan diferentes significados y que los conceptos precisen definirse para evitar equívocos. Por ejemplo, ¿qué es el bien, lo bueno? Los filósofos no se ponen de acuerdo al respecto. Sin entrar en la definición de bien, religiones tan diferentes como el cristianismo y el zoroastrismo coinciden en que si se elige lo bueno se atrae lo bueno y si se elige mal se causa mal.
Respecto al debate sobre el aborto, el debate sobre la dignidad es tangencial. Por otra parte, tanto quienes están a favor como en contra creen que eligen lo bueno. Sin embargo, el núcleo del problema no está ahí. La pregunta clave es ¿dónde empieza la vida humana?. Desde el punto de vista científico, empieza con la constitución del cigoto que ya tiene identidad cromosómica única y autonomía en el funcionamiento celular. Pues bien, la constitución española afirma que todos tienen derecho a la vida (también los débiles y los sin voz). Por tanto, el quid de la cuestión en el conflicto de intereses entre dos vidas: una, la más fuerte, a medio camino y otra, todavía sin voz, en sus comienzos.
¿No os parece?